lunes, 13 de agosto de 2007


Anoche tuve un extraño sueño. Era como si mirara a través de una ventana y pudiera contemplar todo el mundo a mi alrededor, sólo que no había ventana. El cielo naranja y el suelo turquesa daban al escenario un raro aspecto cromático, una ilusión onírica, una paranoia similar a las inducidas por algunos alucinógenos.

Perros atados con longanizas corrían de aquí para allá, ladrando, saltando unos encima de otros y empeñados en devorar los suculentos collares de los adversarios. Una chica con una camiseta fucsia y un lema en el pecho (“fuck me, I´m famous”) trataba en vano de detenerlos. El sonido llegaba a mis oídos amortiguado, como debajo del agua. Cansada de correr, la chica se sentó a observar el panorama. Pronto los perro se hartaron de longaniza y empezaron a morderse unos a otros. La sangre corría verde por el suelo y el ruido iba en aumento. La chica sonreía excitada y un hilillo de baba caía al suelo desde la comisura de su boca entreabierta.

La carretera humea calor en la distancia al derretirse lentamente el asfalto con el sol de agosto y los coches, como lentos y pesados insectos se desplazan con rumbo desconocido. Un accidente cercano convertía atasco en infierno de aire acondicionado y conversación vacía. Desde mi posición era imposible distinguir entre las diferentes radiofórmulas sintonizadas, los cláxones impacientes y las imprecaciones de los conductores. El asfalto se derrite poco a poco y va engullendo automóviles, conductores y suegras. Niños chillones y malhumoradas –e insatisfechas- esposas gritan su desconsuelo. La calzada se lo traga todo como las putas de los anuncios de prensa. La chica de la camiseta rosa levanta la vista y ríe fuerte. Los perros vomitan trozos de carne y pelo.

El sueño se desvanece lentamente como vino, sin hacer ruido. Despierto y en ese duermevela espectral trato de dormir de nuevo, de recuperar el sueño. Tengo que hablar con esa chica, no puedo dejarlo para otro día.


2 comentarios:

  1. mandalas poemas: En cuanto pueda te haré una visita.
    Bienvenido.

    Un abrazo, Victor.

    Lady Glamour: Nah, no era tan famosa...

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