viernes, 29 de diciembre de 2006



En el mundo real los ancianos son translúcidos. Su sabiduría de años se transparenta bajo la piel. Los niños son algo más que una manera fácil de sacarle el dinero a sus padres. Su ingenuidad inexperta se les sale por los poros. Los niños y los ancianos convergen finalmente, en el mundo real. Jajá, jajá y jajá.

En el mundo real el perdón no es una excusa para no olvidar. Es la razón última de la existencia de muchos. El amor no tiene nada que ver con lo que la gente dice. Su agonía es un signo de los tiempos. El perdón y el amor son lo mismo finalmente, en el mundo real. Jajá, jajá y jajá.

En el mundo real el dolor es un síntoma. Es la consecuencia del hacer sin pensar. La tristeza nunca viene sola, suele dejarse acompañar. Al final tristeza y dolor se juntan sin pedir permiso a nadie, en el mundo real. Jajá, jajá y jajá.

En el mundo real los ángeles conocéis todos los secretos...