martes, 8 de mayo de 2007



Eras noche, noche de agosto, reparadora. Nunca fuiste oscura ni fría, pero las sombras te acompañaban, te echaban su brazo por los hombros en una camaradería tan íntima que asustaba. Pero siempre supiste conjurar el miedo en tu sonrisa abierta de luna y estrellas. Una sonrisa que titilaba con decenas de luces, que hacía acogedora la tiniebla. Así te conocí y así te he recordado siempre: cuando con los bolsillos llenos de vaho y el rocío corriendo por las venas me miraste. Tenías los ojos de color madrugada y el pelo lacio y sereno, castaño y largo. Sentí un escalofrío pues me pareció que mirabas sin ver pero que en el fondo llegabas más allá. Me pareció que entendías, que comprendías y perdonabas, que me dabas de algún modo otra oportunidad, otra ocasión de felicidad, aunque fuera para volver a meter la pata.

Propusiste con aquella mirada un mundo muy lejano al de Bécquer. Un mundo que rozaba el de un Palahniuk enamorado o el de un Bukowski abducido por Frank Capra. Una mirada tangente a la locura pero con una promesa de cariño y ternura impropias de dicha demencia. Un amor, eso sí, sin empalagos, sin subidas de azúcar, sin diabetes inducidas. Un amor deliciosamente indecente y a la vez morbosamente honesto. Sin límites y sin redención, ni falta que le hacía. Una promesa que por un momento me hizo dudar.

Pero huí. Volví la mirada hacia otro lado, mucho menos placentero y peligroso. No quise entrar en el juego que proponías, no quise compartir mi dolor antiguo ni repetirlo. Sería estúpido decir que fue para ahorrarte nada. No fue por ti ni fue por mí. Fue por tu profundidad, por tu interior que adiviné tan cómodo, tan cálido, tan distinto, que no me atreví a dar más pasos. No fue por tu ceguera, fue por la mía.

3 comentarios:

  1. Como siempre, un placer leer tus textos. Estremecen. No invitan a la indiferencia. Un abrazo,Silvia.

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  2. No encuentro palabras... Sencillamente encantador!

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  3. juan sencillo sencillo: La indiferencia muchas veces llega sin que se la invite, es una de sus virtudes. Otro abrazo para tí.

    simplemente maria: Gracias. Bienvenida.

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