viernes, 11 de mayo de 2007


Tus palabras se clavaban en mi pecho, tan sutiles como el agua helada en la cara. Cuando la niebla se instalaba en tu mirada, era mejor no hacerte demasiado caso. Eras de prontos, de ataque frontal y rabia fácil. Pero no me importaba demasiado. Hubo un tiempo en el que me dolía cada arremetida, cada grito, cada insulto. Hoy ya no. Has perdido ese poder.

Tus palabras apedreaban mi alma, tan delicadas como una puñalada en el estómago. Cuando te ponías en ese plan, era más fácil no escuchar, esperar a que la tormenta se calme. Me concentraba entonces en recordar los momentos buenos, los besos dulces, las miradas tiernas. Normalmente lo conseguía.

Tus palabras herían mis recuerdos, tan cariñosas como una patada en la entrepierna. Cuando decidías ser apasionada era mejor quitarse del medio, confiar en que tu ciclotímica actitud diera la vuelta ella sola. Oír sin escuchar, sin procesar información, como un Amstrad de los primeros, en cuatro colores y en el Basic más Basic.

Hoy estás ahí tumbada esperando que llegue el momento, que todo termine. Cuando suceda, besaré tus ojos y lameré los lóbulos de tus orejas, con cariño desbordado, procurando que las palabras que susurre, que serán lo último que oigas, sean la nieve en marzo y la luna en primavera. Trataré de que todo lo que te lleves en ese último recuerdo, en el postrero te quiero, sea tan blanco como las nubes que te gustaba observar. Intentaré que no haya más dolor, que no haya más palabras lacerantes, que no haya más llagas mal curadas. Lograré que viajes tranquila y dulcemente a lo que sé que te espera. Con los brazos abiertos.

8 comentarios:

  1. Mejor despedirse sin palabras hirientes de las que uno se arrepiente mas tarde, seguramente, y que provocan rencor...
    Y desearle buena vida.

    Un saludo, Avatar

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  2. Tienes tanta razón...
    Me doy cuenta de que alguien ya no es nada para mí cuando sus insultos no me hieren. Lo que de verdad me duele entonces es haber sido tan imbécil como para amar a alguien capaz de hacerme daño.

    Besos orgiásticos.

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  3. valeria: Mejor no despedirse, no? Un saludo.

    ella: Amar nunca es imbécil, me parece mucho más idiota no amar para que no te hagan daño, no merece la pena la vida entonces.

    Besos tontorrones

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  4. No están abiertos los comentarios de tu post siguiente... pero... yo que ella no esperaba más...

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  5. Y a mí que se me ponen los vellos como escarpias .... ¿no sería más fácil un abandono sin más de la ciclotímica? Joer ...

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  6. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  7. Benedicte: As the photo shows...

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