viernes, 24 de febrero de 2006

Este relato fue publicado por su autor (Avatar como en el resto de relatos) en el foro de relatos eróticos de petardas el 24 de febrero de 2006. Las fotos son de Paul Bolk, Wolfgang Koch, Inselmann, Klaus Wegele, Milos Vatrt, Eldor Gemst, Andrzej Kulka y Andreas Overland.

Culos. Me encantan los culos. Todos los culos. Me gustan los grandes, los pequeños, los gordos, los delgados, los huesudos, los redondos, los que tienen forma de manzana, de corazón, incluso los caídos me gustan.

Los cursis lo llaman pompis, pero existen muchos nombres diferentes para referirse al culo. Ancas, me remiten a las ranas, así que descartada. Cola, que lo llaman allende el Atlántico, en el habla ibérica me parece contradictorio en su sentido. Jamás diría alguien de acá, refiriéndose al coito anal -vulgar sucedáneo en mi opinión, además de que tiende a ocultar la perspectiva íntegra de un buen culo- “introduje mi cola en su cola”. Aún siendo, diccionario en mano, correcto, me suena raro y confuso. Fondo, trasero, suelo... me parecen poco útiles, demasiado polisémicas e incluso eufemísticas. Ojete no me gusta, me parece que es confundir la parte con el todo y para eso mejor confundir el culo con las témporas. Además tiene un no-se-qué y un que-sé-yo de referirlo a los órganos de la visión que, aún encantándome cualquier culo en su vista, no termina de convencerme. Por el contrario, glúteos, ano y nalgas, tan anatómicas ellas (las palabras) me atraen para según que ocasiones. No son mis preferidas, en cualquier caso. Cachas, posaderas, asentaderas, asiento, tampoco me tientan. Cachas me recuerdan a personas-objeto demasiado musculadas, donde el mús-culo nada tiene que ver con tan preciosa porción corporal. A todas estas nominaciones, aparte lógicamente de culo, prefiero pandero. Pandero me remite a tambor, a sonido grave y elástico, timpánico, a palmetada en el culo. Nada tiene que ver, aunque mucha gente así lo crea, con el tamaño del mismo. Hay panderos grandes y pequeños, como hay tambores y timbales, e incluso panderetas.

Hay culos con todas las formas y texturas. Los hay respingones, macizos, duros, blandos, grandes y pequeños. Los hay fibrosos, deportistas, amateurs e incluso profesionales. Porque sí, hay profesionales del culo. No tanto porque trabajen con el susodicho sino porque es evidente que un culo trabajado es un culo que trabaja y eso sólo se puede (o se debe) hacer profesionalmente. En cuanto a las texturas propiamente dichas, los hay que se hunden más o menos levemente al tacto, con más o menos capa grasa, con sólo glúteo endurecido, duros, casi metálicos en su tacto. Los hay de piel fina, suaves, cubiertos de corto vello invisible. Los hay de piel más gruesa, más áspera, culos poco cuidados pero también bellos en su rudeza. Los hay lampiños y peludos, con el vello dosificado de formas diferentes, por la hendidura central sólo, uniéndose con el perineal, rodeando al ano, con adorno piloso repartido por toda su extensión, con formaciones lanudas concretas... Con pelo o sin él, todos son maravillosos.

Femeninos y masculinos podrían ser dos categorías de culos. No siempre coinciden con el sexo del propietario, claro. Hay culos masculinos portados por hembras, sabrosas hembras en ocasiones, como los hay femeninos a cargo de machotes sin gota de feminidad en su forma de ser. Los hay bien llevados, los culos digo, como los hay hartos de su propietario. Los hay infantiles, adultos, ancianos. Hay tantos tipos de culos como culos, realmente. Dicen que no hay dos narices iguales. Tampoco culos. Hay culos cansados, agotados, rendidos a la vida sedentaria. Hay culos, por el contrario, vitales, vivísimos ellos, acostumbrados a la orgía de tensión-distensión que sus dueños les proporcionan. Son culos habituados al deporte, al ejercicio variado. Suelen ser prietos, poderosos, musculados, activos, vigorosos y enérgicos. Culos dictatoriales a veces, son los que demandan gimnasia, entrenamiento, acción sin más. Continua, eso sí, o arriesgas su dureza, la haces fofa, blanda, arriesgas el sufrir mofa y befa al pasearlo de tal guisa. Los dictatoriales tienden también a llevar la contraria de manera más directa. Actúan como en el poema de Góngora (Da bienes Fortuna, que no están escritos), cuando pitos, flautas y cuando flautas pitos. Es decir, que cuando los necesitas prietos, firmes, duros, deciden presentar su lado más laxo, incluso ciñendo celulitis. Cuando no te es necesaria su bizarría, entonces se presentan desafiantes, enhiestos, pétreos. Pero claro, es lo que tiene el dictador de arbitrario. Sin embargo, otros panderos son sumisos a sus legítimos propietarios. Hacen lo que les mandas, ora se sientan, ora se levantan, siempre sin ni una palabra de queja, sin un reproche, asertivos los culos sumisos, sin duda.

Otra posible división se podría hacer entre los culos vestidos y los culos desnudos. Con una pequeña subdivisión de culos semivestidos (o semidesnudos, según se mire): Los vestidos, ya así extraordinarios, hacen bueno cualquier pantalón. Disiento de aquellos que dicen que los vaqueros de una marca concreta (si quieren publicidad, que paguen por ella, que no están las cosas para excesos) hacen un mejor culo. Es al revés. Un buen pandero dignifica la prenda que lo cubre. Sea ésta pantalón, falda o falda pantalón. Entre los vestidos, los hay que marcan ropa interior, costura en suma, los hay que quedan tan íntimamente recubiertos que no ocultan nada, los hay que, reconociendo su valía, son tan amados por la tela que los reviste que entran en contacto carnal con ella. Así, ésta se introduce entre ambas nalgas, acaricia cadera, ano, raja, perineo incluso. Ama por tanto, acaricia, besa, lame si el pantalón es de lamé o de algún tejido similar (la lycra también chupa). Hay asimismo culos desvergonzados que fuerzan a la ropa a tornarse caediza, a descubrir tanga (las fantásticas “colas de ballena” de los sajones), slip, braga o boxer. Con estos culos hay que tener especial cuidado (si es el tuyo, no al mirarlo), ya que si su impudicia no se corresponde con la del que porta la prenda, se corre el riesgo de quedar con las vergüenzas más a la vista de lo deseado. Por fortuna suelen corresponderse ambos pudores. Los semidesnudos (los prefiero a semivestidos) se ven realzados, enmarcados, encuadrados, enaltecidos, exaltados, glorificados incluso, por la ropa interior o de baño que los contiene a duras penas. Esa ropa que también ama y que tan bien sienta.

Los refuerza y los embellece cuando es bien escogida y no consigue vulgarizarlos, ni intentándolo, cuando no lo es. Los desnudos se muestran tal como son. Aquí se aprecian cualidades inherentes a todo culo. Con la vista se percibe su tamaño, proporciones, estructura, grado de ejercicio, etc. Ahí es donde se puede hablar de formas y colores, de arquitecturas óseas y musculares, inclusive de ingeniería nalgar, que de todo hay ciencia. La culología y la culosofía (nada que ver empero con las reales nalgas de la real Sofía) prefieren las formas amanzanadas, sídricas incluso o las que hacen referencia a lo cardiaco.

También los mollares y respingones tienen buena aceptación entre los expertos culeros, al menos entre los de origen latino. Antaño se prefería el culo escurrido, casi andrógino (en los poco dados a la estética sesentas) y más atrás en el tiempo (algo que nunca se ha perdido realmente) se hacía vértice piramidal de la cadera ancha y el moflete generoso, obeso, incluso mórbido. La supuesta razón reproductiva o la puramente clasista no me competen en este momento, así que no abundaré más en el tema. Sí que hago un claro manifiesto por el culo hecho y derecho, como Dios manda; el culo amplio, que invita a ser mordido, masticado, paladeado, azotado... El culo deseable y deseado, ya a la vista, lo bastante blando como para permitir el exceso amasador y lo bastante duro como para no asemejarse al flan chino mandarín. El culo flexible, de tacto suave, con vello o sin él, que se yergue poderoso ante los dedos expertos. El culo amable, cariñoso, cordial, afectuoso, tierno, afectivo, ardiente, vehemente, apasionado, enamorado. El culo dulce sin caer en el empalago. El culo dúctil y complaciente. Tú culo, en definitiva.

Porque sí. El que más me gusta es tu culo. Tu culo comprensivo y tolerante. Me gusta vestido, semidesnudo y desnudo del todo. Parafraseando libérrimamente a Neruda, me gusta cuando andas porque sé que vienes. Me gusta cuando lo muestras, cuando te giras, cuando me miras ofreciéndomelo, cuando lo cimbreas, cuando veo la lujuria en tus ojos, los de la cara, no en el del culo. Me gusta mimarlo, abrazarlo, rodearlo, abarcarlo, ceñirlo, agasajarlo, arrullarlo, obsequiarlo, halagarlo, besarlo, lamerlo, chuparlo. Me gusta sobarlo, amasarlo, pellizcarlo, morderlo. Me gusta azotarlo, levemente, verlo enrojecido. Me gusta cuando se te pone la piel de gallina al recibir mis cuidados. Me gusta masajearlo, abrirlo y cerrarlo, observarlo. Me gusta tocarlo, agarrado entre mis manos. Me gusta acariciarlo no sólo con los dedos sino con todo mi cuerpo. Me gusta recorrerlo, primero con los ojos, luego las manos, después, pero no al fin, con la lengua. Me gusta frotar todo mi cuerpo contra él. Sentirlo junto a mí, a veces más frío, sin duda caliente otras, rozarlo al descuido. Me gusta erguido, pedigüeño. Ofreciendo tu sexo, palpitante, anhelante, que se abre a cada caricia prodigada a tu culo. Que pide que no pare. Que siga para, cada vez, requebrarlo, enamorarlo, seducirlo, cautivarlo, embelesarlo, trastornarlo. Me gusta su sabor, su olor a limpio, a puro, a misterio gozoso. Porque tu culo es un misterio aún. Porque debe ser así. Es un misterio porque tu culo cambia, mejora, sube, baja y se hace incognoscible. Porque cada vez que desnudas tu culo, cuando lo despojas de artificios, cuando sé que lo haces para mí, tu culo es distinto, es nuevo. Porque tu culo de mujer es imprevisible. Porque es un renacer constante, incomprensible. Y me gustaría comprenderlo.




13 comentarios:

  1. qué culos más preciosos!! Me han encantado las fotos!

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  2. Gracias pero lamentablemente no son mías ni las fotos ni los culos...

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  3. Las letras son suyas, y qué letras ... pedazo tratado sobre culos que, de pronto se da la vuelta y habla de mi culo ;).

    Genial ese giro, ya lo sabes.

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  4. LO Q MAS ME GUSTA DEL SEXO ES EL CULO.TODO POR AHI.

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  5. Gracias marco por tu comentario repleto de sensibilidad...

    En serio, muchas gracias

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  6. Pues eso de los culos, esta bien no siempre puedes encontrar informacion de culos como esta y con poesia incluida..xD!!...bueno felicidades por el pagina ...me gusta;)!

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  7. Me gusto mucho este escrito ,muy ilustrador, ya era hora de leer algo bonito hacerca del maltratado trasero XD


    Arianus

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  8. porque no pone los messenger de las chicas y asi poder chatear

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  9. marcos ami me encantan q me metan todo por ahi asi q ya sabes

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  10. hiya


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  13. Yo estoy obsesionado x esos hermosos culos. Es lo q veo primero en una chica y lo q les toco ,veso ,muerdo suavemente y penetro con mucho placer y delicadeza

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