lunes, 22 de octubre de 2007



Me descubro trasnochando y deseando que por una vez la luna no abdique esta noche. Las horas pasan sin dejar rastro y estamos terminando el año. Recuerdo la fina lluvia y el frío y el dolor y dejo que la sensación se deslice entre mis dedos como el humo. El futuro está ya cerca, cada vez más cerca y se podría decir que es casi pasado ya. Dulzor intenso en el ojo izquierdo y soledad en el derecho, bizqueo imperceptiblemente y pienso en ayeres a sabiendas de que es absurdo pensar en ellos.

Miro atrás y Misantropía se hace cargo, ella nunca exige nada: ya nadie exige casi nada y no lo echo de menos. Hoy he decidido elegir mi soledad acompañada, lejos de multitudes y de sangres más o menos cercanas y cerca de lo que realmente quiero y deseo. Miro mis pies y los descubro centros del universo, del conocido al menos. Nunca los planetas estuvieron tan lejos, nunca las almas tan encima.

Río fuerte y algunas personas giran sus cabezas pero no me ven, nadie me ve, me he vuelto transparente como hielo fino, frío como el fuego y desnudo como la cuerda de una guitarra. Puedo volar, sé que puedo volar pero no lo intentaré hoy. Tal vez más tarde, cuando la luna finalmente se rinda y se jubile, se retire lejos y vuelva a estar solo.

4 comentarios:

  1. Y es que el hielo es frío que quema... y ser transparente tiene muchas ventajas...
    Deberías contarme como lo has conseguido :)
    Un beso, Avatar

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  2. valeria: Entonces perdería la gracia...

    Otro para ti, Valeria

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  3. No te creo. La soledad permanente no se elige, nos elige ella a nosotros cuando no conseguimos encontrar o retener a quien deseamos nos haga compañía.

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  4. mae: Es cierto, de ahí lo de la soledad acompañada.

    Muchas gracias por la visita.

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