Me descubro trasnochando y deseando que por una vez la luna no abdique esta noche. Las horas pasan sin dejar rastro y estamos terminando el año. Recuerdo la fina lluvia y el frío y el dolor y dejo que la sensación se deslice entre mis dedos como el humo. El futuro está ya cerca, cada vez más cerca y se podría decir que es casi pasado ya. Dulzor intenso en el ojo izquierdo y soledad en el derecho, bizqueo imperceptiblemente y pienso en ayeres a sabiendas de que es absurdo pensar en ellos.
Miro atrás y Misantropía se hace cargo, ella nunca exige nada: ya nadie exige casi nada y no lo echo de menos. Hoy he decidido elegir mi soledad acompañada, lejos de multitudes y de sangres más o menos cercanas y cerca de lo que realmente quiero y deseo. Miro mis pies y los descubro centros del universo, del conocido al menos. Nunca los planetas estuvieron tan lejos, nunca las almas tan encima.
Río fuerte y algunas personas giran sus cabezas pero no me ven, nadie me ve, me he vuelto transparente como hielo fino, frío como el fuego y desnudo como la cuerda de una guitarra. Puedo volar, sé que puedo volar pero no lo intentaré hoy. Tal vez más tarde, cuando la luna finalmente se rinda y se jubile, se retire lejos y vuelva a estar solo.
Y es que el hielo es frío que quema... y ser transparente tiene muchas ventajas...
ResponderEliminarDeberías contarme como lo has conseguido :)
Un beso, Avatar
valeria: Entonces perdería la gracia...
ResponderEliminarOtro para ti, Valeria
No te creo. La soledad permanente no se elige, nos elige ella a nosotros cuando no conseguimos encontrar o retener a quien deseamos nos haga compañía.
ResponderEliminarmae: Es cierto, de ahí lo de la soledad acompañada.
ResponderEliminarMuchas gracias por la visita.