lunes, 5 de marzo de 2007



Tu voz me persigue allá donde voy. No consigo quitármela de encima. Desde el momento en el que la oí por primera vez, ha sido igual. Y es que tu voz no es nada común, no, es una voz... ¿cómo describirla? Sensual no es la palabra. Es acariciante sí, aterciopelada sin resultar cargante, ni muy grave ni muy aguda, nada corriente, nada desagradable. Tu voz es sugerente, melodiosa. Promete sin dar y da sin pedir a cambio. Tu voz me transporta lejos, hacia tu pelo que imagino sedoso como tu silencio o tu palabra, o hacia tus serenos ojos, tu mirada que sé limpia. Tu voz me lleva a imaginarte tanto desnuda como vestida, riendo o sonriendo...

Lo que sucede con tu voz no es tanto lo que dice sino como lo dice. Eso es lo que me ha enamorado de ella, bueno, lo que me ha enamorado de ti realmente. Porque enamorado estoy, desde luego. No hay otra explicación posible. Sueño contigo cada noche, pienso en ti a cada momento... como dice la canción, “jamás te recuerdo, porque nunca te olvido”. Pues eso me sucede contigo. Te echo de menos sin conocerte, sin saber casi de ti.

Sí, ya lo sé. Sé lo que estás pensando. Cómo me voy a haber enamorado de ti si apenas te conozco. Bueno, en realidad no te conozco. No sé cómo eres físicamente, no sé dónde vives, no sé casi nada sobre ti. Sé a qué te dedicas y poco más. Bueno, poco más no, sé cómo es tu voz. Siento que sí sé cómo eres, qué te gusta, qué no. Conozco cada una de sus inflexiones, su tono, su timbre exacto. ¡Cómo consigues armonizar cada palabra con la anterior! música celestial, por cursi que suene.

No me importa que me consideres cursi, no me importa ya nada más que tú. Eres mi vida, la razón de ella. Mi perdición, tiemblo de pensar en lo que puede suceder el día que te conozca realmente aunque me da miedo lo que vayas a pensar de mí cuando leas estas letras. Qué pienses que estoy loco no me preocupa, lo estoy por ti, pero me asusta no ser merecedor del amor que te profeso. Me asusta no ser correspondido. Porque me quitaré la vida entonces, nada tendrá sentido, nada importará ya.

Tu voz, me estremezco cuando pienso en ella. Hoy te visitaré, necesito oírte de nuevo. No te veré, no, no me atrevería siquiera a intentarlo. Pero podré oír tu voz. Podré paladear cada palabra. Cuando me mires, notaré que me estás mirando, sabré qué es exactamente lo que quieres, sabré concretamente lo que esperas de mí. Lo haré, claro, lo hago cada vez. Tú ordenas y yo obedezco. Responderás lo de siempre, pero tu voz no será la misma. No será exactamente igual. Esta vez, solo esta vez, tu “su tabaco, gracias” sonara enamorado. Lo sé.

4 comentarios:

  1. Joer joer joer joer joer joer ... te mataré, lo juro, como te pille te mataré! ;)

    Mira que me tenías embelesada leyéndote y por un momento pensé aquello de "a ver por donde me sale esta vez el Avatar" pero seguí leyendo -quizás porque algunas cosas son familiares ejem- para que me termines con la máquina de tabaco como tu fantasía erótica (¿sueñas con ella? eso es vicio y lo demás cuento) ... ainsssssss ......

    Mi voz es mucho mas bonita que la de una máquina s tabaco, al menos hasta ahí, llego, asique va a ser mejor no hablar contigo no al vayas a liar. ;)

    Bueeeeeno, andaaaaaa, te besarééééééé, aunque no sé yo si te lo mereces.

    ResponderEliminar
  2. Glauka: Procuraré que no me pilles desprevenido.

    Gracias por los besos, te los corresponderé, aunque ya casi no me hagas caso.

    ResponderEliminar
  3. Sublime... me ha mantenido en suspense hasta el final!!!

    ResponderEliminar
  4. Mira que eres exagerada, Merceditas.

    Gracias por leer y comentar.

    ResponderEliminar