El café se derrama en la servilleta colocada para la ocasión y en la media luz parece sangre empapando el papel. Confío en que desaparezca la sensación de embotamiento que me entumece desde dentro, pero si lo analizo (me analizo) con sinceridad, lo dudo mucho.
La lluvia fina cae sobre la nieve pero el frío no deja que se derrita. Hoy es gris como el cielo, sucia, manchando el recuerdo de la pureza de ayer.
A veces te vas o siento que te has ido. A veces te vas y me dejas sin mí.
Y hoy da paso a la niebla húmeda.
ResponderEliminarMe gusta el invierno porque es sincero.
Me gustan tus textos porque los espero.
Un beso.
la palabra en cierne: Sí. Vaya tiempo, solo falta el granizo...
ResponderEliminarA mi también me gusta el invierno.
Los textos supongo que los esperas porque me prodigo muy poco, si escribiera más de continuo los esperarías menos...
Besos
Pues no señor, los esperaría igual...
ResponderEliminarEl texto magnífico. Y el título me recuerda al verano (por fin) porque soy adicto al café con hielo.
Amando Carabias María: Yo soy adicto a la cafeína en general y al café en particular: frío, caliente, solo o con leche, en cualquier tiempo, versión y lugar... Aún con ello, si el título te recuerda (agradablemente) al verano, me doy por satisfecho.
ResponderEliminarY agradecido por tus palabras.
Saludos
No se derretirá, porque por mucho que sepamos que la sal es más efectiva, a ver quién se quita de los dos terrones de azúcar
ResponderEliminarSphynx Red: De acuerdo en los dos terrones, pero la sal incluso cura las heridas...
ResponderEliminarUn beso.
Sinceridad espontánea con una belleza que hiere...
ResponderEliminarMe ha encantado esta casita.
Un Saludo!!