lunes, 31 de julio de 2006

Foto de Sergei Belov

Bueno, ya me tienes como querías. Atada a tus pies, postrada bajo tu implacable presencia. Cuando empezamos estos jueguecitos, no tenía ni idea de que llegaríamos tan lejos. Supongo que tú tampoco. Lo que en un principio era solamente un recurso - ¡qué bello recurso!- para escapar de la rutina, hoy se ha convertido en la rutina misma. Aquello que planeamos como una cierta forma de huir hacia delante para “salvar lo nuestro” –eso dijiste y te creí, tan ciega estaba...-, se ha convertido ahora en una cadena más fuerte que la que sujeta mis muñecas.

Por eso voy a dejarlo. En estos tres meses no ha mejorado absolutamente nada. No creas que no te quiero. Nunca he dejado, ni probablemente deje, de quererte. Pero no es suficiente. Para mí no lo es, al menos. Estoy harta de vivir así. Me he cansado de este juego. Al principio, cuando solo era un juego, sabes de sobra que lo disfrutaba tanto o más que tú. Pero se ha convertido en una forma de vivir, en mi forma de vivir. Y no me gusta. No me gusta que me trates mal permanentemente. No me gusta estar dieciséis horas al día atada. No me gusta tener que comer en el suelo. No me gusta estar supeditada siempre a tu voluntad. Y sobre todo, no me gusta que me digas que lo haces por mí.

Así que, desátame y déjame irme. No puedes retenerme más tiempo, deberías saberlo. Lo nuestro se acabó. Se acabó ya. No intentes convencerme de lo contrario. ¿Qué? ¿No tienes nada que decir? ¿Qué haces? No te vayas. No me dejes así. Por favor...


9 comentarios:

  1. muy bueno! muestras las dos caras de esos juegos de sumisión, al principio pensé que se iba pero cuando se va su ama la necesita... Es algo contradictorio. A mí me excitan pero sólo como juego, no podría vivir así, aunque como Ama me gustaría probarlo más seriamente... tiene su morbo indiscutible...
    besitos

    ResponderEliminar
  2. Como siempre... pidiendo lo contrario a lo que necesitamos.Aysssssssssssssssss...

    ResponderEliminar
  3. Bueeeeeeenooooooo, para no estar inspiradooooooooooo....

    Hay juegos que pueden decir muchas cosas, que jugar a ellos habla de nosotros mismos alto y claro.

    Las cuerdas pueden tener su punto, como casi todo en esta vida, sin abusar, al menos para mí. Pero el miedo a lo que significa la adicción a ellas es demasiado fuerte.

    Un beso desatado.

    ResponderEliminar
  4. Sólo tuve curiosidad por saber quien ocupa los sue?os húmedos de mi Sirena.
    Felicidades. No sabes la envidia que me das.

    ResponderEliminar
  5. Pues yo soy sumisa, y me fascinan los juegos donde las cuerdas son las protagonistas.
    Me gusto mucho tu relato...

    ResponderEliminar
  6. maria lasciva: Me alegro de que te haya gustado. Yo tampoco podría vivir así, realmente. Besos para ti también.

    El usuario anónimo 1: Es lo que tiene...

    Glauka: Para mí, el miedo a todas las adicciones es demasiado fuerte. No te me desates que nos conocemos...

    El ususario anónimo 2: ?Satisfecha tu curiosidad? Me temo que lo de los sue?os húmedos era una forma de hablar (aunque no se me ocurren otro tipo de sue?os que puedan tener las sirenas).

    Elena: Gracias Elena, me gustaría leerte si andas por aquí...

    ResponderEliminar
  7. Todos los juegos (o casi todos) comienzan siendo fascinantes y acaban cansando.
    Lo más cruel para ella, a fin de cuentas, no es estar atada sino ese silencio sepulcral que se le da como respuesta.

    Besos salvajes.

    ResponderEliminar
  8. bueno, pues estoy en sumielena.blogspot.com, por si aun me quieres leer...

    ResponderEliminar
  9. Ella: Totalmente de acuerdo contigo. El silencio recibido es la peor o una de las más dolorosas respuestas. Gracias

    Elena: Te leo, te leo. Con fruicción...

    ResponderEliminar