miércoles, 5 de abril de 2006

Foto de Barry G Oliver


Sentada en la terraza del bar, te estoy esperando. Llegas tarde como casi siempre. Pero hoy te lo perdono. Hoy te perdonaría casi todo. Y no es porque anoche durmiéramos juntos, ni siquiera por lo que hicimos antes de dormirnos. No es por cómo me acariciaste todo el cuerpo, aún vestida, mientras bailábamos con una copa de vino en la mano. No es por tu manera de besarme, con urgencia, haciendo que prácticamente no me enterara de qué canción sonaba en cada momento. No es por cómo entrelazabas tu lengua con la mía, por cómo se mezclaron nuestras salivas en la boca del otro o por los escalofríos de placer que me proporcionaste cuando abandonaste mi boca para detenerte en la curva que forma el cuello con el hombro. No es por los mordisquitos suaves que me diste en el lóbulo ni por la sensación, entre áspera y tierna que me regalaste en la piel de la espalda. No es por la dulzura con la que me fuiste quitando la ropa, sacándome, con cuidado y sin dejar de bailar, la blusa por encima de la cabeza, deteniéndote a cada instante para besar, lamer y acariciar cada milímetro de piel que iba quedando al descubierto. No es por el cuidado con el que desabrochaste el sostén, entre risas y corchetes, para no hacerme daño, decías. Estuviste liado con los corchetes un buen rato, aún sonrío al recordarlo, pero no es por eso por lo que te perdonaría casi todo.

No es por el estremecimiento que me arrancaste al rozarnos piel con piel, tras quitarte la camisa, entre caricias y juegos. No es por tus caricias en mis pechos, por el tiempo que estuviste jugando con ellos, besando, lamiendo y acariciando de nuevo cada milímetro, endureciendo mis pezones, recorriendo con tu sabia lengua la sensible piel de mis senos, notando tu incipiente barba y disfrutando también del leve arañazo de la misma. No es por cuando te agachaste, metiendo tu cabeza bajo mi falda, sin dejar de movernos al ritmo de la música, besando mis piernas, desde los tobillos a los muslos, deteniéndote a cada segundo, como si fuera pecado desaprovechar un momento, entreteniéndote primero en las corvas, haciéndome cosquillas y luego subiendo hasta las ingles, jugando con el borde de tela de mis bragas. No es por cuando te levantaste para volver a besarme, cogiendo mi cara entre tus manos, intercambiando más pasión. No es por cuando, ya desnudos completamente los dos, me cogiste en brazos y me llevaste a la cama. No es por eso, no.

No es por cómo reanudaste tus caricias ya tumbados. No es por cómo recorriste de nuevo mi cuerpo, más cómodamente, haciéndome vibrar de lujuria. No es por cómo lamiste mi sexo, completamente abierto, empapado, completamente entregado a tu boca y a tu alma. No es por cómo me regalaste el primer orgasmo, ni por cómo lamiste de nuevo, recogiendo la cosecha de tus besos. No es por cómo me hiciste necesitar ser poseída, notarte dentro de mí, fundidos, hechos uno, ni por cómo lo hiciste, despacio, amorosa y profundamente. No es por cómo fuiste apresurando el ritmo, con armonía acelerada y precisa, con mis uñas clavándose en tu espalda. No es por la sensación de saberme tuya, enamorada, con cada caricia. No es por el placer que intercambiamos, que compartimos mientras marcaba la cadencia con mi abrazo. No es por tu segundo regalo, mi segundo clímax, esta vez sí combinado con el tuyo, casi simultáneo, ni por el ronco gemido que exhaló tu garganta, tú, que eres tan silencioso.

No es por cómo me abrazaste después del sexo, queriendo mantener la unidad alcanzada, ni por el calor que me entregaste y recibiste. No es por cómo me apartaste un mechón de pelo para poder besarme los ojos, ni por la caricia de tu mano en mi cara, ni por tu sonrisa satisfecha, ni por el te quiero que musitaron tus labios. No es por nada de eso. Ni tan siquiera es por tu promesa de quererme siempre, de fidelidad imperecedera, de amor perenne.

Es porque anoche no pude jurarte lo mismo. Es porque anoche lloré cuando ya estabas dormido. Es porque anoche comprendí por fin que era la última vez. Es porque hoy eres tú el que debes perdonarme a mí. Es porque he decidido que no nos veamos más. Es porque todo se ha acabado. Es porque hoy vuelvo a casa. Es porque sé que no va a estar allí mi hogar.


11 comentarios:

  1. Lo que me resulta dificil es que haya vivido todo eso sabiendo lo que ya sabía ... demasiado dolorosa me resulta la experiencia.
    Igual es que aún no lo sabía.

    ResponderEliminar
  2. Aún no lo sabía, por lo menos así lo entendí yo.
    Gracias por el comentario. Pero, te gustó?

    ResponderEliminar
  3. Pero ?lo dudas?
    CLARO QUE ME GUSTÓ!!!!! Hermosas descripciones, detalladas, que por eso llegan a producir dolor, si piensas en la posibilidad de que ella ya lo supiera.
    Y ahora que tengo la certeza de que ella no lo sabía antes, resulta que "duele" ahora, porque duele saber que esos sentires no volverán.

    ResponderEliminar
  4. O sí, quien sabe? a lo mejor ella al llegar se da cuenta de que ha cometido un error y vuelve o a lo mejor descubre sentires parecidos con otros o...

    No tenía pensado hacer una segunda parte pero si cierras tanto la cosa, no me dejas opción (jajejijoju como dice un querido amigo mío)

    ResponderEliminar
  5. Donde te habías metido hasta ahora? GRAN BLOG!

    escribes muy bien, te seguiré de cerca. Gracias por tu link.

    ResponderEliminar
  6. Glauka: Me temo que deberías esperar sentada, soy poco amigo de segundas partes y continuaciones. Gracias por tus halagos.

    Erotismo: Supongo que siempre/nunca estoy ahí. Gracias por tus piropos, pero no hace falta que me agradezcas el link, tu blog merece mucho la pena.

    Saludos

    ResponderEliminar
  7. Hay que aprovechar el momento no? Y eso es lo que ella hizo. A veces es mejor actuar, dejarse llevar, y no mirar las consecuencias. Hacer da?o es tan fácil. Las verdades suelen hacer da?o, todas, por eso nos dedicamos a mentir.

    Me ha gustado. (y esto no es mentira)

    ResponderEliminar
  8. Anónimo, me alegro de que te haya gustado. Es cierto, aunque duro, lo que dices de aprovechar el momento. Las verdades, sin embargo, creo que solo hacen da?o por el hecho de ser verdades y si lo son ?por qué duelen?.

    ResponderEliminar
  9. hola la verdad me gusto tu escrito me parece que esas cosas pasan y bueno pero si tu tomaste esa decision es por algo y la verdad me interesaria saver saludos

    ResponderEliminar
  10. No es un escrito autobiográfico. De todas formas, si la interesada me cuenta algo más, te lo haré saber.

    Saludos.

    ResponderEliminar