martes, 20 de enero de 2009

Mariano vende cupones en la esquina de mi calle. No tiene quiosco, ni nada que se le parezca: vende sentado en una silla de tijera con un panel de madera donde colgar los cupones. Su certificado médico, el que le hicieron cuando ingresó en la organización que le proporciona trabajo, dice que tiene no más de un veinte por ciento de visión en el ojo derecho y un quince en el izquierdo. Así que es oficialmente ciego, o casi. Pero Mariano ve mucho más que la mayoría de los que no son considerados como tal, porque ve con todo, no solo con los ojos, seguramente, como tratamos de ver el resto.

Mariano vende cupones pero regala pensamiento. Yo no soy dado a jugar a ninguna clase de lotería pero me gusta hablar con él, siempre tiene la frase perfecta, la idea correcta, el argumento diferente pero creíble… ayer me decía que ver no era importante, que lo fundamental era creer. Lo explicaba hablando de ciencia, la religión de estos tiempos –decía-, creemos lo que la “ciencia” nos dice, pero ni sabemos lo suficiente para creerlo más allá de la fe, ni nos planteamos discutirlo. En ocasiones –insistía-, por una cuestión de convenciones, de lenguaje, en otras por simple ignorancia.

Tiene razón Mariano, lo importante es creer, de que sirve ver, de que vale percibir el mundo, con el sentido que sea, si todo se puede poner en duda, nada vale más de lo que cuesta, nada es imprescindible, no digamos nadie. Los objetos no son rojos porque lo sean sino porque nos han explicado –y no hemos entendido del todo- que los vemos así, la longitud de onda y tal. Pero si nos hubieran dicho que son rojos porque Dios dice que son rojos, tendríamos prácticamente los mismos datos para creérnoslo. El ejemplo del color es bastante accesorio pero –seguía Mariano ilustrándome- con lo más complejo o con la más importante sucede lo mismo.

- ¿Y el amor qué es? ¿Es una reacción química, es un estado del alma? La muerte, es el final o el principio… etc, etc. De este modo no nos queda más que creer, creer para poder levantarnos cada mañana, creer para no rendirnos, creer para poder seguir vivos. Todo es creer, Avatar, ¿o no?

No supe que contestar. Siendo racional hasta extremos ridículos muchas veces, soy también muy dado a creer. Mariano dice que es lo mismo, poco se diferencia el racionalista radical del crédulo sin más. Yo no lo tengo tan claro. No estoy tan seguro de que sea imprescindible creer para poder ver, pero solamente por el entusiasmo con el que defendía la premisa… Ah, ese día me pareció ver que no vendió demasiados cupones. O eso creo.

6 comentarios:

  1. La verdad es que yo tampoco lo había pensado nunca de esa manera pero, visto así, quizás sea verdad y algunos crean en lo que ven y otros en lo que no ven, pero, al fin y al cabo, lo importante es que todos creemos en algo.

    Enhorabuena por el blog, un saludo :)

    ResponderEliminar
  2. Um... Otro buen texto, jejeje. Grandes cuestiones, sí señor. ¿De qué vale ser incrédulo? Pienso que es más divertido soñar y creer en lo increíble.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Veo mi realidad, y esa no es cuestión de fe, es mi realidad, donde las cosas rojas son rojas, y las verdes, verdes.

    Eso sí, si la ciencia me habla de cambio climático, a mi que me lo demuestren, por que no me lo creo, igual tengo que verlo para creerlo.

    De todas formas, es una buena manera de dudar de todo, y por lo tanto de aceptar más cosas, o de rechazarlas... incluso es una buena manera de volverse loco.

    ResponderEliminar
  4. Numb: Es que es ese creer lo único que nos sostiene realmente, si no creyéramos, si dudáramos de todo, ¿qué nos quedaría?

    Gracias por el comentario.

    Malalua: Como dije antes, no es sólo que sea más divertido, que también, es que no hay más maneras.

    Besos.

    Anónimo: Las cosas son rojas o verdes porque te han enseñado que lo que produce esa curiosa sensación en tu cerebro se llama "verde" o "roja". Las cosas no son, tú (y yo) las creamos al creer en ellas y al darles un nombre (sea éste inventado o aprendido).

    Por cierto que lo del cambio climático... sucederá si nos lo creemos lo bastante, como la crisis actual.

    Gracias por la visita.

    ResponderEliminar
  5. NO ES LO MISMO creer en Dios que en la ciencia. Y este señor explica muy bien las razones:
    http://aldea-irreductible.blogspot.com/2010/01/richard-dawkins-la-fe-vista-desde-la.html

    Y como dicen más arriba, no podemos dudar de todo (o comprobarlo todo nosotros mismos) porque sería el no vivir. Así que nos atenemos a la explicación más convincente y simple.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Navaja_de_Ockham

    ResponderEliminar
  6. Alvaro: No me da mi inglés para entender exactamente lo que dice ese buen hombre (al que he leído sobre otros temas y tengo en gran estima -intelectual-).

    Aún así, no es exactamente lo mismo, claro que no, pero el resultado es tan tan parecido...

    De hecho, bajo mi punto de vista, tu segundo párrafo confirma lo que digo (y creo que se contradice con lo que tu dices, jeje). Hoy en dia la explicación más conviencente o simple (más convincente que simple) de la creación del universo puede ser el Big-Bang (en su versión 5.0) y antaño era un dios creador. Para el común de los mortales, el resultado de creer una cosa u otra es el mismo, poco más o menos.

    Saludos

    ResponderEliminar