lunes, 5 de mayo de 2008



Lo miro y se me olvida respirar. Miro y veo fragilidad, se desbordan sentimientos, rebosan sensaciones. Se me va el santo al cielo, pasan segundos como días, minutos como meses. Me voy a algún sitio lejano, mentalmente, y me cuesta volver, ocupado como estoy sólo en notar su calor, en notar su respiración, cada aliento. Cuento dedos, uñas, manos, pies. Cuento ojos, orejas, cuento todo. Cuento y respiro, al fin respiro.

Lo miro y se me olvida respirar. Miro y veo dulzura, veo suavidad, la piel es increíblemente suave, veo fortaleza no obstante, veo fuerza, veo determinación. Pienso en cada momento anticipado y se me borra todo al cogerlo en brazos, desearía hacer tábula rasa de todo lo anterior, empezar de cero para sentirlo todo. Borrar el tiempo, recrearme, poder recuperar a voluntad todo esto, ser capaz de revivirlo cuando quisiera. Parar el reloj, que no pase ni un minuto más sin recordarlo todo, sin desearlo de nuevo. El mundo se ralentiza, se detiene, cesa en su girar. Espacio y tiempo, tiempo y espacio son lo mismo en cada célula, en cada pensamiento, en cada movimiento.

Lo miro y no me apetece respirar. Temo perderme algo, tengo miedo de que si dedico algún tiempo, por escaso –casi nulo, inmedible- que este sea, me pierda algo irrecuperable, algo que no se volverá a repetir, un diminuto cambio, un pequeñísimo gesto, una mirada (la primera, la segunda, la que será clave de algo o la que por el contrario se repita pero de otro modo, con otro matiz, con diferencias casi imperceptibles pero importantísimas), un tic acaso. Tengo miedo de no estar ahí al cien por cien a pesar de tener la absoluta seguridad de que después, demasiado pronto, no voy a acordarme de nada, nada habrá detrás, obnubilado por lo de delante.

Lo miro y no me apetece respirar. No quiero hacerlo, únicamente quiero sentir el calor al cogerlo en brazos, abandonado en mis manos. Quiero ser derribado de todos los caballos, caer de nuevo. Saulo no se desplomó, no lo hace hoy, deslumbrado por la luz. Es la luz. Es el cosmos, no da sentido, es el sentido. Como lo fueron, como lo son, los otros, como lo son todos.
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A Pablo, que es y será.


4 comentarios:

  1. No me quiero quedar con las ganas de recomendarte "Todo", un relato expcepcional de Ingeborg Bachmann que trata sobre la paternidad. Da gusto leerte. Saludos.

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  2. Me matas de envidia lo sabes ¿verdad?

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  3. arturo: Lo buscaré a ver si lo encuentro. Gracias por la recomendacion y por el comentario. Saludos.

    Glauka: No lo creo. Ya no. Besos.

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  4. ¿Que no te crees lo de la envidia? No sabes lo que tienes. Bueno, sí. Rectifico: lo que no sabes es lo que no tenemos los demás.

    Besos orgiásticos.

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