martes, 22 de julio de 2008

Todas las mañanas, en diferentes horarios pero con sorprendente puntualidad a pesar de todo, pasa por delante de la puerta de la empresa en la que trabajo un grupo de chicos y chicas, señores y señoras y cuidadoras (lo siento, no pasan cuidadores, perdonéseme el talante). Todas las mañanas, con puntualidad británica, oigo sus pasos desde mi mesa y todas las mañanas bajo a fumarme un cigarrillo procurando coincidir con el paseo.Saludo y me saludan...